28/11/07

... Con el Nº 2: Las uñas de los leones marinos

El orden de los pinnípedos se subdivide en dos subórdenes que se diferencian en su mayor o menor adaptación a la vida en el agua. Los leones marinos, a la derecha, conservan sus orejas, y sus cuatro patas están orientadas hacia abajo, de forma que se mueven por tierra caminando y corriendo como un perro; más torpemente, pero bueno. En cambio en las focas verdaderas, a la izquierda, las orejas han desaparecido y las patas traseras se disponen hacia atrás, siendo más útiles para maniobrar en el agua, pero menos para moverse en tierra; las focas se arrastran ondulando el cuerpo, como un gusano.
El año pasado, en abril la visita a la feria Madrid es Ciencia nos deparó algo más que el simpático incidente de las calaveras. En uno de los expositores, dedicado a la Antártida, había una serie maquetas de animales muy logradas, a tamaño natural. Sobre un pedestal se erguía orgulloso un león marino similar al de la foto de arriba. Contemplándolo de cerca, de repente caí en la cuenta de un pequeño detalle... Ése pie... no, no podía ser... Pero... ¿los leones marinos tienen uñas? Efectivamente, no sólo tenían uñas, si no que éstas estaban en el medio del pie (técnicamente no están en el medio de nada, si no en la punta de los dedos, como en todo hijo de vecino; lo que pasa es que los dedos poseen luego esas prolongaciones carnosas que forman la aleta. Pero una cosa es lo que es, y otra lo que parece...).

Yo sabía que las focas tenían uñas en “la punta de las manos” para afirmarse sobre terreno cuando se desplazan fuera del agua; pero en mi cabezonería se me escapaba completamente el motivo por el que la evolución habría permitido al león marino conservar las suyas en los pies. Un error de la Creación, estaba claro; con razón me resultaba a mí extraño... Si es que no hay peor ciego que el que no quiere ver... ¿Pues para qué iban a querer si no sus uñas los leones marinos? Muy sencillo; caminan como un perro... y se rascan como un perro :-) Doblando además hacia abajo las puntas raras de los dedos, para que las uñas queden en el borde. Qué bichos más majos...

2 comentarios:

Vero dijo...

Oh yeah! Éste es el mío! Aunque... yo creía recordar que el hallazgo tuvo lugar en el Museo de Vertebrados de la Facultad de Biología de la UCM... :S

Antón Pérez dijo...

Los del museo debimos de mirarlos después, cuando yo todavía no acababa de convercerme :-)
Aunque tampoco recuerdo que los esqueletos conservasen las uñas...