16/5/08

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Un poco de todo, para hacer más amena la bicentésima entrada del blog...

En Misa, una de mis lecturas preferidas, de la Carta del Apóstol Santiago. Os pego un fragmento...

¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: “Tengo fe”, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Vete en paz, caliéntate y hártate”, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.
Y al contrario, alguno podrá decir: “¿Tú tienes fe?; pues yo tengo obras. Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe”. ¿Crees que hay un solo Dios? Haces bien; pero también los demonios lo creen y tiemblan. ¿Quieres darte cuenta tú, insensato, de que la fe sin obras es estéril?

Y al salir de Santa Eufemia, el Correlingua: Niños castellanoparlantes que corren (¿?) para defender lo guay que es hablar en gallego y para los que montan después un concierto en la Plaza Mayor en el que los del galigrupo del escenario dicen al llegar al estribillo: “Venga; ¡ahora todos juntos!”
En el Barbaña, una nidada de 10 ánades reales encantadores, y pollos de gallineta de cabeza multicolor por todas partes. Y en la pared de siempre, orondas salamanquesas calentándose al sol del mediodía.
Y en casa, en la nevera, las primeras cerezas del año :-)

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