9/9/08

Pas(e)ando por el JCI

¿Qué mejor para cargarse de grasa y pasar rápido el desierto que estos brotes cargaditos de pulgones tiernos?
Hace hoy una semana que me vine y ya he salido más veces de pajareo que en todo el verano; qué tonto he estado todo agosto... Esta mañana, aprovechando que no sé por qué motivo han adelantado dos meses la Almudena y era festivo, me he acercado al Juan Carlos I en solitario (qué raro se me ha hecho venir sin Vero -1,2-) para ver qué se movía por ahí en el paso postnupcial.

Si la impotencia y la resignación tienen rostro, seguro que se parece algo a esta foto: Una masa inextricable de agracejos y retamas de olor, llena de bultitos emplumados (todos marrones, por supuesto) moviéndose histéricos de una rama a otra... que le dan ganas a uno de hacerse Geólogo, vaya. A las currucas cabecinegras de siempre se le añaden en esta época mosquiteros musicales y currucas zarceras y carrasqueñas (o eso pude identificar, al menos); y un pollo crecidito de gallineta que ya me diréis qué narices pintaba allí...

Árboles pequeños y más grandes, separaditos o amogollonados; pero en todos (todos) un par de papamoscas cerrojillos. Y no me quejo, porque son encantadores, con esos ojazos negros y esa costumbre de abrir las alas espasmódicamente al posarse, que parece que están saludándose unos a otros; pero es que me lo han puesto realmente difícil para encontrar entre ellos algún papamoscas gris (dos, al final; por centenares de los otros). Saber que el cerrojillo suele volar de un posadero a otro, mientras que el gris acostumbra a posarse una y otra vez en el mismo sitio, ayuda a localizar el objetivo.

La “ría” del parque: en invierno aún se dejan ver algunos patos y gaviotas (hoy sólo una sombría). Es un hervidero de fauna... exótica. Todas las subespecies habidas y por haber de la tortuga de orejas rojas; y carpas, carpines, percas sol, gambusias, blackbasses... que hacen las delicias de los rumanos (cómo le gusta pescar a esta gente; es increíble) en tanto en cuanto no les echan los de seguridad.

En los bordes del estanque hay mínimas manchas de espadaña Typha angustifolia, que sin embargo son suficientes para el par de carriceros comunes que he visto hoy.

Y para acabar un par de fotos de animales “camuflados” en su ambiente. Unas cotorras argentinas atracándose a gálbulos de tuya y una liebre encamada en el pinar.

3 comentarios:

Javi Pato dijo...

"Amogollonados". Juas

Vero dijo...

Bonito repaso.
Señorito, este invierno tienen que caer ahí, SI o SI, los pinzones reales ;)
Besos irlandeses

Antón Pérez dijo...

Lo de los pinzones no depende de mí... Además, seguro que es más fácil verlos junto al pinar de Santa Eugenia :-)