28/2/09

Torcaces, acacias y estorninos


En las zonas boscosas tropicales y subtropicales de todo el mudno, la extensa familia de las palomas posee muchos representantes frugívoros. Pero en nuestras latitudes (o en áreas desérticas) la ausencia de frutos en ciertos momentos del año impide que proliferen aquí especies de este tipo, y nuestras palomas y tórtolas son típicamente granívoras, capaces con sus picos finos tanto de seleccionar del suelo semillas apenas visibles como de tragarse de una sentada una decena de bellotas, como hacen las torcaces. Por eso llama la atención ver en nuestras palomas actitudes "tropicales", cuando se entretienen en tragar las bayas de los aligustres, posadas en precario equilibrio en los extremos de las ramas...
De nuelo las torcaces parecen tener una vena especialmente equilibrista, y sorprende verlas estirando el cuello con evidente gesto de esfuerzo y concentración para picotear ahora las vainas del árbol de las pagodas o acacia de Japón Sophora japonica, muy habitual en las calles de la capital. Y no sólo ellas, sino también multitud de estorninos, gorriones, cotorras y urracas se aprovechan de las semillas de esta leguminosa. Cosa que me llama la atención por lo siguiente: el estrangulamiento que en las vainas separa (individualiza a tamaño baya, podríamos decir) cada semilla invita a pensar en que es así para facilitar el que las aves se lo traguen. Aunque claro, a la planta le interesa que la semilla permanezca intacta; ¿qué es lo que resulta atractivo entonces, la vaina? Al tacto resulta seca, no carnosa; y no tiene un sabor dulce, como las del algarrobo o las de la acacia de tres espinas, sino el típico sabor amargo de la savia... ¿Qué es lo que tienen, que gusta tanto a las aves granívoras como a las frugívoras?

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