18/3/09

Quemado, pero se me pasará...

Mt V, 43-48. Habéis oído que se dijo: "Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo". Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. De este modo seréis dignos hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen también eso los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué mérito tenéis? ¿No hacen lo mismo los paganos? Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.

La verdad, en un plano humano entiendo que sea difícil ser cristiano; exigencias como la de arriba van directamente en contra de lo que me gustaría decir ahora de más de uno, por el que no tengo precisamente ganas de rezar...
Y es que estoy un poco hartito ya de las sucesivas oleadas de desprestigio y ataques injustificados que está sufriendo la Iglesia en España. Siguiendo una estrategia sucia de divide y vencerás, entiendo que desde muchos medios de comunicación y programas de “actualidad” y “entretenimiento” se intenta sistemáticamente tergiversar y ridiculizar lo que dicen y hacen los obispos y el Papa. Y si se consigue trasmitir la idea de “claro, tú reza, que eso está bien y no me meto; pero no hagas caso a lo que dicen esos viejos trasnochados, machistas y nostálgicos de Franco; que lo mejor que pueden hacer es callarse...” y se rompe la comunión de los fieles con los pastores que tienen que dirigirlos, la fe de las personas queda mortalmente tocada. Del “creo en Dios, pero no en los curas” al “todo me da igual” va un paso...
Y es que muchos ministros habrá habido indignos del Evangelio que predican; pero hoy por hoy tenemos un Papa que no nos los merecemos. Como muestra, la carta que ha escrito (y qué raro que la aparición de la misma apenas se haya dejado ver en la prensa...) explicando el caso de la revocación de la excomunión de los cuatro obispos lefevristas, en la que pide disculpas a toda la gente ofendida ¡por una ofensa inexistente!, con exquisita ternura y claridad de ideas. Y con mi obispo ("¿con Rouco? ¡No j...!" "Pues sí, con Rouco"), que bajo la careta de vampiro que le han fabricado esconde otro intelectual como la copa de un pino; también estoy muy contento. Y sí, rezaré por los que nos insultan; porque me da que más de uno va a tener mucho de lo que responder cuando se le juzgue...

Y ya de paso, echadle un ojo a la Declaración de Madrid.

2 comentarios:

EMNM dijo...

Tienes mucha razón, la Iglesia está siendo atacada de una manera desproporcionada.
Yo soy bastante crítico con la Iglesia y estoy muy alejado de ella pero culturalmente soy cristiano y me duelen los ataques anticlericales que se producen y que, incomprensiblemente, se aplauden. Ser cristiano es difícil en esta sociedad.

Como ya he digo soy muy crítico con la Iglesia pero ser crítico no es motivo para ofender a toda la gente que tiene la suerte de creer en Dios, ojalá tuviese yo esa fe.

No te cortes en defender tus creencias, tu libertad y la de todos está en juego.

Antón Pérez dijo...

Bueno, no sé por qué (o sí) tengo la impresión de que cuando escribo una entrada de este estilo, intentando picar a la gente, a mis lectores les da una especie de alergia que les impide comentar :-); así que me alegro de verte por aquí, y encima en buen plan. Un saludo!