17/5/09

Dos años más tarde, Oslo cuento

¿Estados Unidos? No, Oslo

Pero la verdad es que lo parecía: La ciudad en la calle, todo lleno de banderitas, desfiles de los distintos barrios, escuelas y demás, con sus bandas de música y majorettes... El Día das Letras Galegas me pilla hoy en casa; pero hace justo un par de años estaba yo algo lejos de aquí... Mis lectores más antiguos recordaréis las dos semanitas que pasé en Noruega, gracias a la mediación de Martín, colaborando en un experimento bastante poco exitoso de relaciones entre flores y polinizadores (I, II y III). Pues casi al principio de dicha estancia nos tomamos un día de descanso aprovechando un festivo nacional noruego: el 17 de mayo, fecha de la proclamación de su constitución; todavía vigente desde 1814.
Y salimos a la calle y nos mezclamos con la masa, que se dirigía por las calles como un solo hombre hacia la gran explanada en pendiente situada frente al Palacio Real, para saludar a los reyes. Después nos perdimos un poco por ahí, comiendo perritos calientes (la base de la alimentación de los noruegos) y gominolas kilométricas y haciéndonos unas risas, que diría Alberto (el tercer “investigador”). Y a última hora volvimos a juntarnos con nuestros jefes en una especie de concierto solidario con algo al aire libre; la gente iba ya bastante cocida y por mucho que sea uno de los países más mejores del mundo aquello no era muy distinto de un botellón en Ciudad Universitaria... Un día curioso, la verdad; creo incluso recordar que cenamos en un chino, y que fue la primera vez que iba a un restaurante de esos. Xa choveu...
Un río de gente enfilando la cuesta hacia el Palacio; todos llevando ya los trajes tradicionales ya chaqueta y corbata al verdad es que dabamos bastante el cante...

Harald, Haakon, Mette Marit y demás fauna del Hola, en directo

Martín y Alberto, en la explanada frente a la estación del tren

Y un zorzal real Turdus pilaris; uno de los mejores recuerdos que guardo de la capital noruega

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