22/11/09

Lomma, mes y medio después

Si yo fuese un personaje de una sitcom americana, digamos que una mujer insegura en su treintena larga de años y adicta a las compras y a las relaciones inestables, pagaría los desencantos que me da el laboratorio con el helado de la nevera... Pero como no lo soy, pues me he ido de pajareo. Y con unos resultados de pasarse el resto del día dando gracias a Dios...
Decidí volver a Lomma. No porque fuese más barato que otras opciones (no sabía de antemano que el cacharrito de pagar del autobús iba a estar estropeado), sino porque a través de la página de rarezas sueca tenía constancia de que un primer invierno de lavandera cetrina Motacilla citreola llevaba días aquerenciado en la playa; y no era cuestión de dejar pasar la oportunidad de tachar algo tan goloso. La verdad hubiera preferido que el bicho en cuestión fuese un macho adulto, pues los primeros inviernos pueden ser engañosamente similares a una lavandera blanca y no las tenía todas conmigo a la hora de identificarlo... Sin embargo, fue llegar y besar el santo; desde luego el hecho de que fuese la única lavandera de toda la playa y de que hubiese cinco tíos a su lado sacándole fotos ayudaba en la identificación... Fotos como éstas, de las que hay ya para aburrir, pues la lavandera (como se ve abajo) se mostraba de todo menos esquiva.
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Pero además el día ha estado genial en cuanto a bichos, ya que si bien no había mucha variedad, sí abundaban las especies que he visto muy pocas veces: El cielo era un ir y venir constante de bandadas de gansos (ánsares comunes y barnaclas canadienses sobre todo, peor también ánsares caretos y barnaclas cariblancas), y los distintos patos se dejaron ver bastante bien.

Patos como esta hembra de porrón bastardo Aythya marila, difuminada junto con otros de su especie (incluido un macho adulto, primero que veo) entre cientos de porrones moñudos A. fuligula. Rizando el rizo de las observaciones de especies escasas, sobre el estanque donde reposaban sin inmutarse los patos de arriba pasaba una y otra vez a deliciosa baja altura un macho de busardo calzado Buteo lagopus "igual que el de la Svensson", y que "se cernía con frecuencia", exactamente igual que dice la Svensson (madre mía; si al final va a resultar que los pájaros se leen las guías y todo).

Para ser perfecto al día le faltaron más pajaritos pequeños, ya que salvo por la citreola apenas sí se veía movimiento de algo menor que una paloma. Sin embargo, ya cuando me iba hizo acto de presencia un grupete bien majo de piquituertos en migración, que tras ser concienzudamente examinados resultaron ser todos piquituertos comunes Loxia curvirostra (arriba, un macho). Lástima, porque también está habiendo estos días bastante movimiento por Escania de piquituerto lorito L. pytyopsittacus, e incluso algún franjeado L. leucoptera que otro...
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Y como mi cámara hace muy buenas fotos si uno se toma la molestia de seleccionar los parámetros adecuados, pero permite hasta al más tonto hacer vídeos medianamente decentes; pues basta ya de fotos y vamos con los vídeos. Primero uno (lo siento por los blancos quemados) de la estrella del día:

Vamos con otro de serretas medianas Mergus serrator; dos machos y una hembra. Qué ganas le tenía a los machos, por cierto; ¡qué bichos más bonitos!

Y ya para acabar uno de un espectacular macho de porrón osculado Bucephala clangula, con algunas hembras moviéndose alrededor.

2 comentarios:

Ángel Ruiz dijo...

Muy bonito 'aquerenciado' y excelente entrada, pero de las buenas-buenas.

Antón Pérez dijo...

Jeje; ¡y eso que me enlazaste antes de que le diese un repaso corrigiendo faltas tipográficas y eliminando unas cuantas conjunciones de esas que tanto odias...!
¿Te ha gustado lo de "aquerenciado"? La verdad es que en nuestro mundo no es una palabra nada rara cuando, como en esta ocasión, un bicho rarillo lleva tiempo en el mismo lugar...