25/11/09

Un ex situ más que conveniente

Los británicos son un pueblo con una arraigada sensibilidad por la naturaleza, aunque no siempre se manifieste ésta del modo más correcto. Una de las cosas que les caracteriza es la pasión por mantener aves decorativas en casas y parques; y si bien esta es la causa de muchas introducciones desastrosas de fauna a lo largo y ancho de la Commonwealth, también es cierto que lo que ganaron de experiencia han sabido aplicarlo a la conservación de otras muchas especies amenazadas. Conservación que, movida por ese afán avicultor, muchas veces se ha plasmado en proyectos de cría en cautividad, y son legión los naturalistas británicos medrados al amparo de la Durrell Wildlife Conservation Trust o la Wildfowl & Wetlands Trust.
Aunque en muchas ocasiones los proyectos de conservación ex situ son de utilidad más que discutible, en otras son la última salida y, aunque sea triste, no queda más remedio que capturar los pocos ejemplares que quedan confiando en poder criarlos en cautividad y liberarlos cuando vengan tiempos mejores. Especies como el nené Branta sandvicensis, el takahe Porphyrio hochstetteri o la paloma rosada Nesoenas mayeri se han salvado así instantes antes del punto de no retorno... Y para el porrón malgache Aythya innotata, especie que se creía extinta redescubierta en 2006, ha llegado también ese momento de la última intervención a la desesperada: En este blog podéis leer las aventuras del equipo de la WWT desplazado a Madagascar, en una carrera contrarreloj por evitar la extinción definitiva de la especie.

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