21/5/10

Mitomanía

Poco apasionado soy yo de seguir vida y milagros de personas concretas; si acaso, a lo que más se extiende mi mitomanía es a coleccionar los documentales de Sir David y los libros de Durrell…
Y en éstas me hallaba yo cuando localicé y compré un libro (Cómo cazar a un naturalista aficionado) que he llegado a odiar de lo mal traducido que está. Gerald escribió en su día una obra titulada El naturalista aficionado, con el fin de que personas curiosas de Britain and Europe (como dicen las guías de animales; como si Britain no fuese Europe) lo usasen como guía para explorar la naturaleza que les rodea. El libro tuvo mucho éxito, y la BBC pidió a Durrell que preparase con ellos una serie documental que glosase los capítulos de la guía. De las anécdotas y descalabros de ese rodaje trata, odios aparte, el citado libro.
Con lo que no contaba ni soñaba yo era con que El naturalista aficionado se hubiese editado en España también; y menos aún con encontrármelo en una librería a dos pasos de casa, de donde voló rápidamente a mi estantería. Es una obra muy sencilla y que el tiempo ha maltratado un poco; pero con todo, resulta muy entrañable. Sobre todo porque me retrotrae a mis primeros años y mis primeros libros de animales y plantas, traducciones no adaptadas de obras inglesas y centroeuropeas, llenas de ambientes naturales y animales que a un español le resultaban casi tan exóticos como los de un desierto. Si acaso la cornisa cantábrica y Galicia de refilón se parecían algo; pero ya podía yo matarme por fichar en los jardines de Orense los ¿¿muy abundantes?? colirrojos reales, zarceros icterinos o currucas zarcerillas. O por intentar en la playa ¡¡atraer focas tocando una armónica!! Pero queda ahí el recuerdo, y cada vez que he viajado al norte de los Pirineos contemplo con un cariño especial los bosques con árboles de un tamaño y edad casi inimaginables en España, o los claros donde crecen espesas masas de ortigas y reina de los prados, donde siempre he deseado ver escabullirse un carricero políglota… A ver si suena la flauta en Polonia.

1 comentario:

Javi Pato dijo...

Que grande Durrell. A ver si un día me dejas el nuevo descubrimiento. Saludos