25/6/10

"¡Un embióptero!"

Puede que a mi hermana le fastidiase algo que le colgase el teléfono mientras íbamos hablando, pero es que acababa de cruzarme, en el camino del pinar del Clínico, con algo que no se ve todos los días; era en concreto la segunda vez en mi vida que veía un embióptero desde que sé que existe dicho orden de insectos, que no suele salir en la mayoría de los libros más generales.
Y la verdad no sé por qué, porque son unos bichos realmente geniales. Los embiópteros, la mayoría de los cuales vive en zonas tropicales, tienen una forma que recuerda vagamente al cruce de una hormiga con un chorizo. Su rasgo más notable es que poseen multitud de hileras de seda en el primer par de patas, con las que tejen túneles de seda, normalmente en España bajo piedras o troncos. Podéis ver el proceso de tejido en este fantástico corte de Life in the Undergrowth, mientras Sir David os lo cuenta…
Son además insectos subsociales, cuyos túneles forman colonias mantenidas por varios individuos, aunque sin la estructura en castas de los insectos verdaderamente sociales. Las hembras son siempre ápteras, pero en varias especies los machos poseen dos pares de alas casi iguales que les permiten dispersarse. El nombre del orden significa “alas vivas”, y viene del hecho de que los machos pueden controlar el flujo de hemolinfa que da estructura a las alas, manteniéndose éstas rígidas y duras durante el vuelo y ablandándose al vaciarse mientra se mueven por los túneles. Y todavía una cosa más, que comprobé anteayer en directo: son capaces de caminar hacia atrás. Y no me refiero a “hacia atrás” como un escarabajo que se da contra un objeto, y digamos que recula, cambia de dirección, y sigue caminando, sino a que pueden moverse hacia atrás en línea recta, como lo haría un tren, por ejemplo…
Resumiendo, unos bichos fascinantes donde los haya… Cada vez siento más pena por la gente que va por la calle abducida por los cascos, perdiéndose el mundo.

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