31/1/11

"¿Y por qué no a Monfragüe?"

Pues eso, ¿por qué no? El año pasado me dio pena romper la inveterada tradición comenzada tres antes de ir en primavera a Monfragüe, y la verdad tenía ganas de volver. Y si bien es cierto que es un sitio que estará en su punto álgido dentro de tres-cuatro meses, también sentía curiosidad por ver cómo cambiaba el paisaje durante el invierno. Así que cuando Javi me lo propuso no me resistí gran cosa; y como el pronóstico meteorológico para el sábado era más o menos decente, pues allá que nos fuimos.
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Y sol no digo yo que no hiciese... pero por encima de la niebla, que flotaba pesada sobre Peña Falcón y los demás cortados del Parque. Y como comprensiblemente a las grandes rapaces no les gusta volar así, estaban los cantiles y las laderas forradas de buitres leonados y negros como no los había visto yo antes.

Como el hambre apretaba, digo yo, a la que se fue despejando el cielo los bichos se fueron levantando en grupos de a centena, que en el aire quieto de la mañana hacían al despegar un ruido como de desprendimiento de piedras, para luego pasarnos por encima: una procesión de alfombras voladoras a la búsqueda de la carroña. Monfragüe de momento nunca me ha defraudado, y aunque las especies estivales (cigüeñas negras, culebreras, alimoches...) aún estaban por llegar, las residentes se esforzaron por hacernos pasar un día redondo:

Así, la pareja de águilas imperiales ibéricas Aquila adalberti que se mueve por la zona del Salto del Gitano se dejó ver hasta la saciedad (que es un decir, porque uno no se harta de estos bichos): volando de un lado a otro, posándose en los pinos o en las peñas, como la hembra de la imagen, haciendo vibrar sus sonoros cacareos por encima de los siseos de los buitres...

Y el que supongo (ya que los adultos hacían caso omiso del mismo aunque pasase por su mismo lado) sería su pollo del año pasado también se dejó ver un buen rato; el que tardaron en expulsarle una pareja de cuervos con ganas de juerga que, sin embargo, se mostraban cautelosos ante sus supuestos padres.

Este halcón peregrino Falco peregrinus, tras desayunarse con el estornino cuyos restos se ven entre sus pies delante de nosotros, se pasó un buen rato arreglándose las plumas en el mismo lugar.

Una de las alrededor de 80 parejas de buitres leonados Gyps fulvus del área del Salto del Gitano, de las que la mayoría estaban ya en plena incubación.

Tardó en levantar la niebla, pero cuando finalmente lo hizo nos dejó un día tan bonito y tranquilo como el que veis en esta imagen del mirador de La Higuerilla. Lo mejor del día fue sin duda disfrutar del parque prácticamente para nosotros solos. Acostumbrados al ambiente de romería de la primavera el silencio del sábado era casi irreal, y cada aleteo, cada canto, parecía llenar el ambiente por completo.

Tras recorrer los puntos principales de Monfragüe, donde parecía haber rebaños de ciervos por todas partes, volvimos al Salto del Gitano a dejar morir el día poco a poco, momento en que el artista de Javi me hizo esta bonita foto. Ya a última hora, y tras esperar a que escampase una granizada traicionera, aprovechamos los últimos rayos de luz en La Portilla, por si los búhos reales de la zona tenían a bien dejarse ver antes de irnos. No hubo suerte, pero nos entretuvimos con una nutria que nadaba tranquilamente por el Tiétar, al pie de los cortados.
Monfragüe está a la distancia justa y ofrece lo suficiente como para que la paliza de ir y volver en el mismo día desde Madrid compense, pero espero que esta primavera podamos volver durante un par de días. Se abre el plazo de solicitud...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonitas fotos. Al final no estuviste por Ou, ya me lo suponía. En fin, a ver si amañamos pronto para vernos. salu2
JP

Antón Pérez dijo...

¡Huy, es cierto!; olvidé avisarte de que no iba... lo siento.