31/10/11

RJB (pero el de Edimburgo)

Este fin de semana (cómo no...) volvimos a tener visita: Alicia y Carlos, amigos de Sofía. Pero como ambos ya habían visitado Edimburgo más veces nos ahorramos el tener que volver a pasar por los sitios de siempre, y pudimos ampliar un poco nuestro radio de acción.
De modo que el sábado nos acercamos al Royal Botanic Garden. Al contrario que el de Madrid, cuya cantidad de árboles juntos resulta un tanto asfixiante, el de Edimburgo (como el de Lund), crecido sin estrecheces, resulta ser un parque urbano más, amplio y bonito; un lugar donde echar el día paseando sin darse cuenta.


Y aunque los árboles y arbustos de la colección proceden de los cinco continentes, el cuidadosamente desarreglado aspecto de los jardines ingleses trasmite más bien la impresión de estar paseando por cualquier claro de un bosque europeo. Mediado el otoño, con pocas flores abiertas ya, la principal fuente de color la ponen los mil tonos de las hojas caducas. De todas maneras, de tanto en cuanto se tropieza uno con ejemplares como estas gigantescas gunneras, que no abundan mucho por el monte adelante...


Este jardín es justamente famoso por la calidad de sus invernaderos, llenos de plantas que difícilmente soportarían los fríos escoceses. Aunque el jardín es de acceso libre, para entrar en los invernaderos hay que pagar. En cualquier caso, son las dos libras más justificadas de lo que llevamos de estancia...


Dentro de cada una de las salas, una jungla en miniatura. Y entre la maraña generalizada de arbustos, arbolillos, lianas y plantas rastreras, algunos ejemplares se elevan hasta casi levantar el techo de sus salas.



... mientras que, sin hacer ruido y sin carteles que las indiquen, semiocultas tras alguna hoja aparecen las flores más llamativas.


Estanques con nenúfares gigantes, invernaderos fríos con bosques de helechos arbóreos... cada una de las estancias, distinta a la anterior, permite viajar con un poco de imaginación a rincones del mundo a los que el sueldo de becario no permite llegar.


Y es que la variedad de formas de las plantas tropicales resulta pasmosa y ajena, casi extraterrestre. En la imagen, el arbolillo de tronco verde con puntos blancos no es tal, sino ¡una hoja! (la única hoja) del Amorphophallus titanum, la flor más grande del mundo (flor compuesta, pero bueno).

Un sapo y unos cuantos renacuajos, de bronce, en una repisa del jardín de cactus. Entre unas cosas y otras, echamos casi todo el día en el Botánico. Pero todavía estaba por llegar la gran sorpresa, que dejo para la entrada de mañana...

29/10/11

Al otro lado (Highlands Tour y III)

Al otro lado de la diagonal entre Fort William e Inverness, la cicatriz de lagos que señala la unión pretérita entre las dos masas de tierra que ahora forman Escocia, el paisaje sigue siendo igual de bonito. Y por suerte para vosotros, como ya tengo las fotos de Jaime, más bonito aún.
El Old Man of Storr, una aguja de piedra que se recorta contra el cielo también en la foto de arriba, es una de los hitos del paisaje de la costa este de la isla de Skye. Con la relativa calma que da el hacer un viaje de varios días, pudimos permitirnos dar un paseo hasta su base, que no todo iba a ser coche.


Kilt Rock es otra de las paradas obligatorias. Las columnas basálticas del fondo, relativamente semejantes a los pliegues de una falda escocesa (kilt), le dan su nombre a este acantilado. La cascada que en primer término desagua directamente en el mar aliviaba un pequeño lago junto al aparcamiento, donde nadaba tan tranquilo el segundo colimbo chico Gavia stellata que veo en condiciones.


Rodeando pausadamente el norte y el oeste de la isla (la prisa es imposible en una isla donde en las carreteras, llenas de ovejas, solo cabe un vehículo; y hay que estar haciendo constante uso de los apartaderos) se llega hasta el castillo de Dunvegan. De camino habíamos dejado en una charca un par de cisnes cantores Cygnus cygnus, otra especie bastante agradecida para un sureño, y nadando aquí de isla en isla menudeaban las focas grises, para gran alegría del resto de mis acompañantes...

... que no es que a mí no me hicieran gracia, pero es que estaba más concentrado en un par de charranes a los que los demás no prestaban atención: mis primeros charranes árticos Sterna paradisaea :-D Tercer bimbo del año; que ya tocaba tacharse algo después de los vencejos cafres del 1º de mayo...


Salimos de Skye ya casi sin luz, y resultó curioso dar un paseo a oscuras ya hasta las cascadas de Foyers, en la margen derecha del lago Ness. Tras hacer noche (la última ya) en Inverness, por la mañana paseamos por Glen Affric, otro valle de bosques exuberantes y agua por todas partes.


Y una última vista de las ruinas del castillo de Urqhart antes de rodear el lago por última vez y emprender el viaje de regreso. Sin ver al monstruo, pero con la mochila llena de recuerdos destinados a durar, gracias sobre todo a la buena compañía.

28/10/11

Camino de Skye (Highlands Tour II)

Un poco de humor para empezar el día... Al despertarnos el domingo por segunda vez (la primera fue gracias a la alarma de incendios, que sonó cuando los de la habitación de al lado quemaron a horas insanas unas tostadas...) la lluvia que nos acompañaba la tarde anterior se había ido por completo, y ya apenas nos molestaría durante el resto del viaje; ideal pues para ver paisajes.
Paisajes como este, el viaducto del tren de Glenfinnan, famoso gracias a las películas de Harry Potter. Me lo imaginaba más grande y majestuoso al natural, pero aún así he de reconocer que lo colocaron en un sitio bien bonito.


Hacia el otro lado el paisaje, con el monumento al soldado jacobita desconocido en primer término, tampoco estaba nada mal... Otra cosa no, pero hay que reconocer que, con los colores, el otoño echa el resto: la variedad de tonos amarillos, naranjas, ocres y rojizos de los montes escoceses le dejan a uno embobado; siempre con contrapuntos verdes aquí y allá. En concreto maravilla ver cómo los alerces (coníferas de hoja caduca, ahora de un bonito amarillento verdoso) esparcidos entre las plantaciones forestales forman caprichosos dibujos. o no tan caprichosos, ya que en una ladera había un enorme corazón vegetal que no creo que naciese por casualidad...


Eilean Donan, uno de los castillos más conocidos de Escocia, nos quedaba también de camino hacia Skye. La fortaleza, malamente defendida por un puñado de españoles enviados allí a morir por nuestro primer bienamado Borbón y un cardenal trabucaire, fue destruida en 1719, y reconstruida hace casi un siglo como residencia de la familia heredera del mismo.


Y junto al castillo, las primeras focas. Veríamos muchas más de esas al día siguiente, y para el día siguiente queda esa historia...

27/10/11

En el campo de batalla (Highlands Tour I)

¿Veis algo raro en la foto? Tampoco yo me acostumbro aún a ver los coches funcionando al revés... pero gracias al coche hemos podido pasar unos días muy agradables, visitando con calma las regiones centrales de esta preciosa región. La primera parada de muchas la realizamos en Stirling, enclave estratégicamente situado junto a la ruta que une el norte y el sur de Escocia, y por ello escenario de múltiples batallas entre ingleses y escoceses.

Y frente al castillo que tantas veces cambió de manos, Roberto I de Escocia, al que vimos convertido en un pusilánime en Braveheart para mayor lucimiento de William Wallace. Pero no creo que pueda acusarse de cobarde al hombre que inició la guerra de la independencia escocesa.

El puente de Stirling, lugar del primer combate que se saldó con una victoria total de los escoceses. Esta es la famosa batalla de los culos al aire de la citada película, que realizaría una fiel semblanza de la misma sino fuese porque en Braveheart en la “batalla del puente de Stirling” no hay ni ríos ni puentes por ninguna parte.


Nadando bajo el puente en aguas del Forth, que en Stirling se retuerce en multitud de meandros, había una pareja de serretas grandes Mergus merganser; mi segunda observación tras tachármelas en Suecia. No se puede decir que estos días hayan estado muy sembrados de pajareo, la verdad, pero han ido cayendo cosas curiosas que os contaré cuando toque. Como no tengo fotos de las serretas, pues os pongo esta de un típico toro highlander.
Y un paisaje bonito para concluir, que nunca sobran. Mañana más...

26/10/11

“¡Es él! ¡¡¡Es Nielsen!!!”

Buenas de nuevo a todos; ya estamos de vuelta por aquí... pero antes de contaros cosas de estos días fuera, os comento el acontecimiento de la semana en el IEB: ¡Rasmus Nielsen está aquí! La historia es como sigue: resulta que una vez por semana viene algún “artista invitado” a dar una charla sobre sus investigaciones a la Facultad. Y cuando, a juicio del que organiza estos eventos, el investigador resulta ser especialmente brillante, se invita a todo el que quiera a apuntarse en una lista y reservar hora (20-30 minutos) para hablar con él de su trabajo. Entendedme bien; me parece algo muy positivo, pero a Sofía y a mí nos hace gracia porque no estamos acostumbrados a que se le dé a los investigadores ese halo de superestrella.

Pues resulta que, una vez al año, la Facultad pide a los estudiantes de doctorado que voten para escoger al “invitado del año”; una persona de especial relevancia a la que la Universidad le paga los gastos del viaje y estancia en Edimburgo, a cambio de que durante tres días dé charlas y escuche a todos los estudiantes de doctorado que pueda. Y el invitado de este curso, que termina hoy tres días de frenética actividad (que ha incluido hasta una excursión con los doctorandos a Saint Andrews) con una charla de despedida y una cena, es Rasmus Nielsen, genético danés afincado en California. Ninguno de los dos hemos participado mucho del furor rasmussiano estos días; mañana os cuento qué tal la charla...

22/10/11

Minivacaciones, maxiviaje...

Me marcho con el grupete este un par de días de viaje por las Highlands, a descubrir el interior de Escocia con algo menos de prisa que cuando fuimos en el viaje organizado. También visitaremos la mayor de las islas Hébridas, Skye. Como no me ha dado tiempo a dejaros nada precocinado, pues ¡nos vemos a la vuelta!

21/10/11

Miedo, lo que se dice miedo...

Ayer vinieron a pasar unos días un buen puñado de amigos de Jaime; que no solo nosotros recibimos visitas en Escocia. Y acoplándome con total descaro a sus planes, por la noche nos apuntamos a un tour turístico “de miedo” por los lugares “más terroríficos” de la ciudad. Darse una vuelta por Edimburgo de noche es toda una experiencia, porque incluso un día entre semana como ayer hay tanta gente apuntada a los tours de una u otra empresa que casi están las calles más animadas que durante el día. Los hay de todas clases: grupos enormes o personalizados, guías caracterizados al detalle (de enterradores, de vampiros...) o perrofláuticos perdidos, en todas las lenguas imaginables...
El nuestro, desgraciadamente, resultó bastante soso. Un poco por culpa mía, ya que no es lo mismo ir de nuevas que que alguien te cuente tres chorradas de sitios por los que pasas a diario y estás aburrido de ver; y bastante por las poca convicción que ponía el hombre en las historias que contaba: la mayoría poco creíbles, y alguna que insultaba directamente a la inteligencia. Y miedo, por así decirlo, más bien poco. A morir congelados si acaso, con la rasca que hacía. Más que por las sensaciones, alguno de estos tours merece la pena porque te permite visitar lugares normalmente cerrados al público. Pero ya quedará para otra ocasión; imagino que con otros visitantes ;-)

19/10/11

Algo raro tiene el caballo...

Las estatuas de bronce de próceres y personajes mitológicos de John Steell, escultor escocés del S. XIX, se encuentran por toda la ciudad.


Una de las más notables es esta de Alejandro domando a Bucéfalo, que se encuentra en el atrio del ayuntamiento, justo sobre el sepultado Mary King’s Close. En la foto no se aprecia nada raro, pero si la vemos desde otra perspectiva...

... ¡ahí están, esas orejas de cerdito! No he encontrado ningún respaldo oficial de la misma, pero la leyenda popular dice que, estando en trance de terminar la estatua, hubo ciertas desavenencias entre el artista y el ayuntamiento a propósito del total que se habría de pagar por ella; y el escultor, en venganza, modeló a la bestia con las porcinas orejas que se ven en la foto. Pues puede ser...

18/10/11

WTF? (What the Fact?): apuntes caledónicos (IV)

Una cosa en la que esta ciudad le gana de calle a Madrid es en la atención al cliente. Por todas partes que vamos (personal de la Universidad, cajeros y dependientes, camareros...) nos atienden en general con la mayor de las sonrisas y con toda la paciencia del mundo. Al ir la semana pasada a pagar el alquiler al banco, la señora que nos atendió (encantadora, por cierto) llevaba en la solapa una chapa con un “10/10” escrito. En un cartel ponía que los clientes de esa sucursal podían recibir aleatoriamente llamadas en las que les preguntaran por el servicio recibido; y que podrían identificar al empleado que más valoraciones positivas hubiera recibido por llevar dicha chapa. Tal vez no lo hagan desinteresadamente, ya que supongo que recibirán una compensación económica; pero la verdad, visto lo que solemos tener en España... se la tienen bien merecida.

17/10/11

Un día en el zoo

Pues eso, que para aprovechar el domingo, inusitadamente soleado y tranquilo, nos fuimos los tres ayer a dar una vuelta por el Zoo de Edimburgo. No es excesivamente grande, ni tampoco moderno; pero al menos se ve que se esfuerzan por hacer de él el mejor lugar posible para los animales de su colección, sacrificando muchas especies “imprescindibles” a favor de aquellas menos habituales, o con mayor interés conservacionista.
Y de entre esas especies destacadas, sin duda mi preferida fue el estornino de Bali Leucopsar rothschildi, una especie prácticamente extinguida que jamás hubiera soñado con ver aquí. No solo es un bicho tremendamente atractivo de aspecto, sino que además resultaron ser tremendamente cómicos: la pareja que tenían en un aviario se dedicaba a alborotar continuamente, siguiéndose de rama en rama con acrobacias que más parecían de mono que de ave... realmente encantadores.


Otro animal fascinante que no se suele ver en zoos: un puercoespín arborícola norteamericano Erethizon dorsatum. Cuesta creer que semejante cosa fofa pueda vivir encaramada a las ramas; pero allí estaban los tres que había tan contentos, subidos en unos pinos... El de la foto bajó del árbol delante de nosotros; paso a paso, con el culo primero... ¿para qué apresurarse, si el suelo no se va a mover de ahí donde está?


Adorables eran también estas nutrias enanas Aonyx cinerea; las más pequeñas de todas, que se mueven en grupos familiares. Mientras que muchos animales en los zoos, particularmente los carnívoros, resultan un tanto decepcionantes para el vulgo por pasarse el día durmiendo (normal, si son nocturnos); estas atraían al público como un imán delante de su recinto, que recorrían de un lado para otro, haciendo payasadas, llamándose con grititos agudos y abrazándose con una ternura increíble.


Y mi último animal favorito, un cerdo rojo de río Potamochoerus porcus. No sabría decir qué me gusta más: si el color rojo como de barro del cuerpo, si el cabezón pintado como si fuese un ídolo oriental o si los larguísimos penachos de las orejas.


Aunque los animales estrella del zoo son los pingüinos; principalmente los pingüinos Juanito Pygoscelis papua, que les crían como gallinas. La gran piscina donde estaban permitía también verles bucear; como si volaran bajo el agua.


Y para rematar, un sakí cariblanco Pithecia pithecia.

16/10/11

“...que somos cinco o seis”

Finalmente ayer por la mañana, espoleados por Sofía, nos acercamos los tres a Saint Andrews Square, donde se había convocado a la una la concentración indignada del 15 de octubre en Edimburgo. Tras hacer unas compras en Princes Street, nos acercamos confiando en que el barullo nos indicaría dónde encontrar al resto de la gente. Pero para nuestra sorpresa, el único barullo que se escuchaba era el del tráfico; y al llegar a la plaza se nos enfriaron un poco los ardores revolucionarios al ver el escueto número de asistentes. En cualquier caso, allí nos mezclamos con ellos.
Pasando el tiempo se fue juntando más gente, y cuando nos fuimos de allí a comer algo la plaza ya presentaba un aspecto más decente, y empezaba a animarse con tambores y demás. ¿Es de extrañarse que los manifestantes fuesen tan tardones, teniendo en cuenta que la gran mayoría parecían ser españoles e italianos? :-) Por lo demás, el ambiente extremadamente tranquilo, con los pocos policías presentes charlando animadamente con algunos de los manifestantes. Nada que ver con la que cuatro descerebrados han querido liar en otras partes...

En fin, que es un comienzo. Desde mi punto de vista, todo este movimiento nacido en Sol aglutina gente con anhelos demasiado dispares como para llegar a concretar en nada, al menos a corto o medio plazo. Pero como aquí cabemos todos, y mis cabreos siguen presentes, pues aunque sea como vía de escape, bueno será mientras dure. Gracias a Jaime por las fotos, por cierto. Otra vez.

15/10/11

¿Y yo qué hago aquí,

sentado en casa escribiendo una entrada, cuando fuera casi hace sol...? Pues la verdad es que no lo sé. Recuerdo cada vez más vívidamente una conversación con Iván durante el primer verano de muestreo curruquil, en 2008. En cada sitio en que parábamos y colocábamos toda la panoplia de trastos que usamos en el campo, yo sacaba siempre mis prismáticos y los dejaba al alcance de la mano, por lo que pudiera pasar. Iván, un poco por picarme, un poco porque tal vez se sentía como yo me siento ahora; me dijo que ya vería, que a medida que fuese avanzando en la tesis iría perdiendo también el gusto “de aficionado” por el pajareo, que iría dejando cada vez más de salir al campo a ver bichos... Lo negué rotundamente; con la misma vehemencia con que Pedro aseguró que nunca traicionaría a Nuestro Señor. Y aquí me tenéis... por frío, por lluvia, porque hay que ir a hacer la compra, porque tengo que quedar con X, porque a lo mejor quedo con Y... por un millón de justificadas excusas; por pereza, al fin y al cabo, he ido sacando los bichos de mi exigua lista de aficiones. Al que se aburra mucho le invito a que recorra un poco este blog a modo de diario, y compare los primeros meses del mismo con los actuales; yo ya lo he hecho.


En fin, hoy en concreto sí que tengo excusa: este fin de semana no tenemos invitados oficiales, así que le hemos dicho a Jaime que se venga a pasarlo con nosotros; y algo haremos... Mientras, espero que se me vaya pasando la tontería, antes de que vuelvan a entrarme ganas de vender el telescopio y alguno de vosotros se lo quede por un plato de lentejas...

14/10/11

13/10/11

Berzotas

De pequeño en la aldea me fascinaba ver las gotas de agua sobre las berzas... ver cómo resbalaban por la glauca superficie encerada de la hoja, sin dejar ni traza detrás, como si fuesen de azogue...


Al igual que en Suecia, en esta Facultad si uno se empeña puede pasar la semana entera saltando, cual ardilla de biblioteca, de charla en charla, de seminario en seminario y de journal club en journal club; y llegar al viernes por la tarde pareciendo un científico bien informado sin haber dado un palo al agua. A Sofía y a mí nos apuntaron nada más llegar en nosecuántos grupos de discusión de estos; pero realmente solo nos dejamos ver en el journal club de los miércoles por la mañana, que es así como el más inexcusable. La verdad es que no me gusta demasiado el enfoque que se le suele dar a estos lances: el encargado de turno saca a la palestra un artículo reciente y rompedor, cuanto más lleno de modelos y ecuaciones y menos bichos reales mejor; y los cuatro enterados de la sala se dedican a despellejarlo mientras de estudiantes de doctorado se miran entre sí intentando que no se les note que a) no lo han leído (muchos de los enterados tampoco) b) lo han leído siete veces y siguen sin entender ni papa. Y yo el primero. En estas reuniones siento fluir la Ciencia a mi alrededor, pero las aprovecho tanto como la berza el agua que escurre por sus hojas. En fin; al menos durante la de ayer parí el esquema de esta entrada...

12/10/11

Cerveza

Ya os dije ayer que en tiempos Edimburgo era famosa por lo mal que olía. Hoy la ciudad sigue oliendo, pero no mal: desde las primeras jornadas que echamos aquí, notamos que casi a diario flotaba en el aire una especie de olor a comida, como de algún tipo de asado; que no cabía atribuir a ninguno de los muchos restaurantes y puestos de comida rápida, ya que parecía estar en todas partes. La duda nos la solventó el guía de la excursión por las Highlands: ese olor proviene de las fábricas de cerveza y las destilerías de whisky esparcidas por las afueras, y por lo que he visto en una búsqueda rápida por Internet es un tema de conversación recurrente entre los parroquianos...
... Pero a mí, que disfruto tan poco de ella como de su hermano mayor, la palabra “cerveza” me recuerda sobre todo una famosa canción:

11/10/11

Princes Street

El centro de Edimburgo está dividido en dos núcleos principales: la Old Town (“ciudad vieja”), medieval, con su miríada de callejones y edificios principales mano a mano, coronada por el castillo; y la New Town (“ciudad nueva”), georgiana, racionalista; de calles trazadas con tiralíneas. Y entremedias, un vallecito. Ese valle fue represado en tiempos para crear un pequeño lago, el Nor’ Loch, que sirviese de foso defensivo de la Old Town. Y al estar todas sus calles en pendiente, se convirtió también en la cloaca general, lo que le valió a Edimburgo el apelativo en escocés de Auld Reekie (“la vieja apestosa”); y era fama que los viajeros podían oler la ciudad mucho antes de verla...

Pero al construir la New Town tuvieron el buen juicio de drenar semejante ciénaga, que con el paso de los años se ha ido convirtiendo en Princes Street; una suerte de Gran Vía a la escocesa, la arteria comercial de la ciudad. Y el valle, en un jardín muy apañado. En el centro del mismo se halla The Mound (“el montículo”); una elevación que parte el valle en dos. Esta se formó por la acumulación de todos los movimientos de tierra y escombros generados al construir la New Town, y sobre la misma se encuentran la Galería Nacional de Escocia y la Real Academia Escocesa; arte y literatura de la mano.

Desde The Mound, mirando hacia el este, el Monumento a Walter Scott y el enorme torreón del Hotel Balmoral atraen todas las miradas. Al fondo North Bridge, el puente que salvando el valle comunica ambas “ciudades”. Y bajo el mismo Waverley, la estación central de ferrocarriles.


El citado monumento es bastante curioso: toda una estructura de un barroquismo exagerado que alberga debajo, empequeñecida por el conjunto, la estatua del escritor nacional de Escocia, inventor de la novela histórica. Al monumento también se puede subir, y desde arriba “hay unas magníficas vistas”. Pero en esta ciudad se puede subir a tantos sitios desde los que hay unas magníficas vistas que no merece la pena pagar por uno más...


Y para los que se quejan de que nunca salgo en las fotos aquí me tenéis, bien acompañado por Jaime y Sofía. He vuelto a tirar de las fotos de los tres para ilustrar esta entrada, así que agradecérselo también a ellos...

10/10/11

Las focas melómanas

¿Os suena? (de aquí)


Como ya he dicho en otra entrada, las guías de naturaleza de mi niñez, editadas para jóvenes centroeuropeos, resultaban a veces de difícil aplicación en un contexto peninsular. Mis preferidos eran sin duda los de la colección de “La Senda de la Naturaleza”, publicados en español por la desaparecida Plesa-SM. El de arriba (que, aunque se titulaba “animales salvajes”, trataba solo de mamíferos), incluía una ecléctica colección de recomendaciones: desde construir plataformas en los árboles para observar ciervos hasta atraer tejones con pan con mantequilla. Pero, sin lugar a dudas, la que se llevaba la palma era la ya citada de tocar la armónica en la playa para que las focas, curiosas ellas, se acercaran a uno. Y ya podía ponerme yo a tocar la armónica en Sanxenxo de pequeño; o llevar a la Real Banda de Gaitas al completo, ya puestos, que malamente se iba a acercar ninguna foca por allí... pero creo que todavía conservo esa ilusión.
... Todo esto para vestir el hecho de que ayer, de camino a Saint Andrews (otra vez) en el tren con los padres de Sofía, pudimos ver perfectamente una foca, en equilibrio precario sobre una roca, como suelen hacer, levantando a la vez ambos extremos del cuerpo. Y no era por suerte una foca común, como las que me había tachado en Suecia, sino una foca gris Halichoerus grypus; así que un nuevo bicho p’al cuerpo :-) Esta foca, relativamente común en las costas rocosas del Atlántico norte (la común ocupa preferentemente costas arenosas), es la que con mayor frecuencia se presenta en aguas ibéricas. El nombre científico (“cerdo marino de morro ganchudo”) hace referencia al perfil "romano", de nariz convexa de los machos de la especie. Pues hala, ya podéis iros hoy a la cama contentos, con tantas cosas nuevas que sabéis ya...

9/10/11

Whisky

Recuerdo que, cuando era pequeño, me gustaban especialmente los anuncios de whisky que aparecían en una revista (la Muy Interesante o la desaparecida Natura; puede que en ambas). No recuerdo la marca, pero sí que eran unos anuncios con evocadores paisajes escoceses y largos textos donde explicaban cómo filtraban el agua del río Spey con turba de las Highlands para conseguir el whisky más exquisito. El anuncio, más que ganas de beber, me las daba de viajar y de conocer aquellos brezales llenos de ciervos de las imágenes; lo siento por los publicistas. Ahora en Escocia los brezales y los ciervos ya los he visto; y ayer por fin me he enterado de cómo es el proceso completo de elaboración de esta famosa bebida: este fin de semana nos visitan los padres de Sofía, y con ellos fuimos a la Scotch Whisky Experience, una especie de museo-bar donde se ve la reproducción de una destilería y se organizan cursos de cata. Pues una cosa más que queda vista...

8/10/11

"Se abre el telón....

... y aparece este mismo blog y esta misna entrada, con este mismo vídeo cutre que, por cierto, creo que ya he colgado más veces...

¿Cómo se llama el grupo musical? (Se entiende que NO el del vídeo) La respuesta en el primer comentario... no me matéis por esto.

Ni tanto ni tan calvo

Cuando ya nos habíamos olvidado de que estábamos apuntados, ayer la alarma del móvil nos recordó a Sofía y a mí que teníamos que asistir a la charla de una hora de Introducción a la Seguridad; obligatoria para todos los nuevos trabajadores de la Universidad, desde estudiantes de doctorado de primer año hasta profesores que peinaban las pocas canas que les quedaban, como el recién llegado español que se sentó detrás de nosotros. El 10 % de la charla fue bastante interesante; el resto temas tan básicos que deberían resultar obvios a cualquiera, pero bueno... Lo más divertido es que nos dieron una tabla con tooooooodos los cursos de salud y seguridad que se imparten en la Universidad (y todos son un montón, lo menos cincuenta): algunos, según en lo que trabajes, son obligatorios; los otros sólo extremadamente recomendables. Junto al nombre de cada curso, una casilla para tachar que ya lo ha hecho y otra para que el responsable del mismo firme, dando fe de que efectivamente lo has hecho...
Mientras, en la lista de correo interno de la Facultad, la mayoría de los mensajes son del responsable de seguridad: pidiendo disculpas por algo que está mal, bramando por alguna otra cosa que también estaba mal; y ofreciendo a la gente discutir los temas que no hayan quedado suficientemente claros. La pinta de rompehuesos que tiene el tío no invita precisamente a discutirle nada... Probablemente en Madrid, donde el que pregunta es que es tonto y la sensación es un poco de “si pasa algo mariquita el último”, necesitásemos un poco más de esto; pero sinceramente creo que lo que aquí tienen montado roza ya lo patológico.

7/10/11

La sala de arriba

Por supuesto, entre la miríada de confesiones religiosas presentes en esta ciudad, estamos también los católicos. De hecho, al buscar antes de venir dónde se podía ir a Misa aquí me sorprendió gratamente ver que, de hecho, hay varias parroquias por toda la ciudad. Así que se pierde un poco el encanto que tenía en Lund la de Santo Tomás de Aquino, con aquel ambiente un poco de tierra de misión; pero se gana mucho en comodidad. Además, sigo entre los perros de Dios: San Alberto Magno (la parroquia que me queda más cerca, que es además la capellanía universitaria) está también regentada por dominicos. Aunque se está construyendo una capilla, los actos litúrgicos tienen lugar en una sala grande habilitada para tal fin, en el primer piso de la casa de los religiosos; y lo que le pueda faltar de solemnidad a la misma lo suplen los feligreses: la gente (al igual que en Suecia, por otra parte) sigue las celebraciones con una atención y recogimiento que es difícil ver en España. Y al llegar me encontré además con que había chuletas para seguir la Misa en inglés; así que ¿qué más se puede pedir?

6/10/11

WTF? (What the Fact?): Apuntes caledónicos (III)

Callejeando por Edimburgo, creo que a cualquiera acostumbrado como nosotros a una cierta homogeneidad religiosa le sorprenderá encontrarse con tal cantidad de iglesias distintas; pertenecientes a todas las denominaciones protestantes imaginables. Pero aún me ha sorprendido más ver la cantidad de iglesias que ya no se destinan al culto y que, tras haber sido vendidas, se destinan ahora a los más variados usos: edificios administrativos, oficinas de turismo, bares, discotecas... ¡y hasta un rocódromo! ¡Y una tienda de lámparas!

5/10/11

Me temo que ni a chiste llega...

"Desde luego... vaya timo: me compré esta caja de Carbono 14 hace 5.760 años, y al ir hoy a abrirla, resulta que está por la mitad..."

4/10/11

En el NMoS

El National Museum of Scotland, a un paseíto de nuestra casa, bien merece la pena una visita y unas cuantas revisitas, por lo grande y por lo interesante. Fuimos a verlo Sofía y yo con Jaime nuestro primer fin de semana aquí, y ayer volvimos con los de nuestro grupo de la Facultad. Así que os cuelgo unas cuanta fotos...



Las colecciones del museo explican la evolución de la Humanidad y sus distintas culturas, haciendo especial hincapié en Escocia. Pero es la parte de Historia Natural la que resulta especialmente interesante: aparentemente esa sección estuvo largo tiempo en reformas, y justo abrió sus puertas de nuevo días antes de que llegásemos nosotros. La sala, enorme, parece algo caótica al principio, con cientos de esqueletos, animales disecados y reproducciones por todas partes: en vitrinas, en el centro de la sala, colgando del techo o sujetos a las columnas; pero siguiendo los paneles explicativos todo cobra rápidamente sentido, y uno aprende mucho entreteniéndose además.

Lo mejor es que los montajes, tanto de animales reales como de modelos, tienen un acabado soberbio, que permite apreciar todos los detalles de una manera excepcional.


Un lagópodo alpino, por ejemplo, camuflado a la perfección en una ladera nevada.


Y una zarigüeya, un “marsupial sin marsupio”, acarreando su numerosa camada.



O un lince ibérico, que casi parece que está vivo...


Aquí, para mi enorme pasmo, mis piezas favoritas de la exposición: una pareja de huias Heteralocha acutirostris. Estas espléndidas aves neozelandesas, extinguidas el siglo pasado al desaparecer los bosques en los que vivía, destacan por su acusado dimorfismo sexual: mientras que el macho, con su pico corto y fuerte, levantaba la corteza de los árboles muertos buscando larvas de insectos, la hembra las extraía de las galerías internas de la madera con su pico largo, fino y curvado.


Y un amblipígido de regalo, que sé que te gustan :-)


Probablemente hayáis notado que a lo largo de esta semana mis fotos han sido mejores que de costumbre; eso es porque la gran mayoría no son mías, sino de Sofía y Jaime, pues mi cámara ha estado algún tiempo en horas bajas. Así que ¡mil gracias a los dos!


Y eso, otra cosa más que merece la pena ver, y que os estáis perdiendo por no venir a visitarme...