3/11/12

Hipocresía

Tras escribir la entrada de ayer me quedé dándole vueltas a una cosa: la hipocresía. Todos sabemos lo que es; a todos nos repugna. La hipocresía es una etiqueta enormemente eficiente para destruir una persona o una institución; pegajosa y notoria, como una mierda en un zapato. Y me pregunto: ¿no es una etiqueta que usamos demasiado a la ligera? Fulano de Tal; no pongo nombres, pero seguro que podéis ponerle a Fulano enseguida nombres y aun apellidos, famosos a nivel global o doméstico. Fulano, como digo, actuaba mal y ahora actúa bien. ¿Y qué dice la gente de Fulano? Muchas cosas, que se resumen principalmente en dos:

a. "Mira a Fulano, que antes hacía aquello y ahora no; ¡qué alegría ver que ha cambiado!"

b. "Mira a Fulano, presumiendo de esto cuando todos sabíamos lo que hacía antes, ¡pedazo de hipócrita!"

¿Cuál es la respuesta más caritativa? ¿Cuál la primera que solemos escuchar; o incluso pronunciar, si no de palabra, sí de pensamiento? ¿A cuántas personas condenamos a ser malas por negarles la posibilidad, el derecho a cambiar...? No pretendo hacer una defensa socrática de la bondad natural del ser humano; solo de la posibilidad que tenemos de enmendarnos. Y de caer en lo mismo, y volver a pedir perdón. ¿Cuántos querremos que, llegado el momento, el mundo nos dé una segunda, una séptima oportunidad? Setenta veces siete...

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