26/6/14

Contrarreloj (¿Cerdeña? No, Cerdanya; II)

Sigo con la crónica de lo acontecido el pasado viernes: Mientras estábamos comiendo, y después buscando flores, las nubes se fueron acumulando con la velocidad con que sólo saben hacerlo en los valles de montaña, así que subimos a la furgoneta y seguimos subiendo monte arriba, para intentar hacer algo antes de que, previsiblemente, descargase una tormenta.

 Aunque, inevitablemente, alguna parada que otra fue cayendo, jeje. Una composición de escobón Cytisus oromediterraneus con pensamientos silvestres Viola arvensis, que subo más por los pensamientos que por el escobón...

 Así que ¡hala!, ahí los tenéis, bien en grande.

 No he comentado antes que el objetivo principal de venir a la zona no era fotografiar flores, aunque lo parezca, sino atacar al día siguiente el Puigpedrós para intentar ver de nuevo, como hace cuatro años, lagópodos alpinos.Y como hace cuatro años, nuestra idea era pasar la noche en el refugio Malniu, donde coincidimos con otros ocho paseantes de la montaña, todos con edades que probablemente (casi) doblarían la nuestra.

Otra composición floral, esta vez de rododendro Rhododendron ferrugineum y Caltha palustris. Como quedaban todavía un par de horas hasta la cena, y el cielo parecía mantenerse bastante estable, nos dimos un paseíllo por la ruta de los estanys, que sale del mismo refugio.

  Y llegamos hasta el primero de los laguitos de la zona, el estany Malniu. Estos lagos de montaña ofrecen siempre un aspecto bastante idílico, incluso en los días cubiertos. Sin embargo, que algo parezca virgen y totalmente natural no es ni mucho menos garantía de que lo sea. Sin ir más lejos, las orillas del lago parecían tener vida propia, tal era la cantidad de jóvenes salvelinos Salvelinus fontinalis que continuamente entraban y salían del mismo. Pero esta trucha no vivía de forma natural en Pirineos, sino que es una especie introducida, una más, que no permite a los muchos anfibios y otros animales que podrían reproducirse en el lago criar en él y que, peor aún, altera completamente el ciclo de nutrientes del agua: estos lagos de montaña, en origen libres de peces, tenían tan pocos nutrientes que apenas crecían algas en suspensión, por lo que se mantenían cristalinos. Pero los peces cagan, y muchos peces cagan mucho, abonando las algas unicelulares, haciendo que el agua se vuelva más turbia y rompiendo a partir de ahí una red compleja y única de relaciones que se pierde, transformándose el lago en, simplemente, un embalse más...

 La tormenta finalmente nos pilló junto al lago, obligándonos a permanecer bajo los pinos mientras arreciaba fuerte y a volver después al refugio ya. Antes al menos sacamos alguna foto más: de unas gencianas Gentiana acaulis, flor típica de la alta montaña...

 ... o de un rastro de marmotas en la orilla limosa (se ve mejor mirando la pantalla desde un lado).

Y nada, una foto de "grupo", para cerrar la entrada, donde se ve que a veces los diez segundos del temporizador de la cámara no son suficientes para llegar al punto necesario, jeje. Hice después otra que salió bien, pero ésta es mucho más simpática.

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