27/6/14

El monte de las tres coberturas (¿Cerdeña? No, Cerdanya; III)

 Hay más de un monte en España llamado "de las tres provincias" (el que más cerca me queda ahora mismo es Cebollera Vieja, en Somosierra), por encontrarse a caballo entre tres de ellas... remedando esto, Javi y yo dimos al Puigpedrós el nombre de "monte de las tres coberturas", pues a medida que uno iba ascendiéndolo y recorriendo la meseta de su cumbre, la cobertura oscilaba entre la española y los SMS de roaming desde Andorra y Francia...

 Tras irse despejando a lo largo de la noche, el día amaneció así de esplendoroso. Y además descubrí que una de las dos duchas del albergue sí tenía agua caliente, y desayunamos además en abundancia... empezando así de bien, emprendimos el ascenso con ganas.

Lepus europaeus © Javier Gómez Aoiz
 Y al poco, primeros bichos y primeras fotos: un par de liebres europeas (¿veis la segunda?, jeje). Esta especie, la común en casi toda Europa, vive en la Península más o menos al norte del río Ebro, y la sumé a mi lista española en esta ocasión. Ya las había visto en Suecia, donde (junto con los conejos) se comportaban como animales bastante urbanos...

Marmota marmota © Javier Gómez Aoiz
 Y una marmota alpina, especie introducida en los Pirineos franceses en 1948 y que abunda hoy por toda la cordillera. Ver la verdad no vimos muchas, pero sus silbidos se escucharon de fondo durante toda la jornada.

 Y más flores también. Otra genciana, distinta de la de ayer: la Gentiana verna.

 En cualquier caso el ascenso, que es breve, pero duro de narices, le quita a uno pronto las ganas de estar mareando la perdiz (nival) haciendo fotitos.

Alcanzado el primer repecho, tras la parte más exigente de la subida, la cumbre del Puigpedrós, que con sus casi 3.000 m y la nieve en forma de herradura que le quedaba se distinguía bien incluso desde abajo en el valle, se ve entonces prácticamente al alcance de la mano, animando a seguir subiendo.

 Y tras un último esfuerzo...

 ... ¡ya está!, llega uno a la meseta sobre la que destaca la cumbre y puede ponerse a buscar lagópodos. Estaba todo bastante más verde y florido que la vez anterior, aunque como las plantas de alta montaña crecen todas con una forma pulvinular idéntica, protegiéndose mutuamente del efecto desecante del viento y del sol, pues las flores no levantan mucho del suelo.
Queríamos, como os dije ayer, intentar ver bien los lagópodos alpinos, y para ello empezamos a recorrer la zona con suma cautela. Y ya habíamos echado un rato cuando, de improviso, una pareja se levantó a escasos cinco metros de los pies de Javi; el macho emitiendo además su reclamo característico... Bueno, pues los habíamos visto, ¿no? Pero... ¿y la cara de tontos, quién nos la quitaba??? La verdad es que estos bichos confían en su camuflaje hasta el último momento, y a fe que hacen bien...

 En fin, que las perdices nivales habían puesto sus pies emplumados (de ahí lo de "lagópodos": con pies de conejo) en Polvorosa. Así que, resignados, y ya al menos durante un segundo las habíamos visto bastante de cerca, dejamos de buscar y subimos hasta la cumbre del Puigpedrós. Y estando allí sentados, descansando y comiendo algo, ¡hete aquí que otra parejita apareció andando, muy cerca de donde estábamos!

Lagopus muta © Javier Gómez Aoiz
 Y con éstos Javi, evidentemente, no falló. Debe de ser espectacular verlos con el plumaje blanco níveo que adquieren en invierno, pero la verdad es que el colorido estival es también una preciosidad. Es una preciosidad de bicho, sin más.

 Una foto al belén/buzón de la cumbre, que no pude sacar la vez anterior por gastarse las pilas de la cámara, y de vuelta al refugio, a comer y a por la furgoneta; que se empezaban a arremolinar las nubes de nuevo y nos quedaban además muchas cosas que ver por la tarde.

 Y las fotos de flores, que no falten. Aster alpinus en ésta...

 ... y Silene acaulis en esta otra. La primera es una especie típicamente alpina, que vive sólo en cumbres montañosas de casi toda Europa. La segunda es en cambio, como la propia perdiz nival, una especie boreoalpina, que vive acantonada en las cumbres frías en el sur de Europa, mientras que en el norte ocupa zonas a menor altitud, incluso a nivel de mar.

Y con esta imagen del último tramo de la bajada (o primero de la subida, según), donde ya se ve brillar al fondo el estany Sec, el laguito junto al que está el refugio donde dormimos, me despido ya hasta mañana...

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