12/7/14

Bocanada de aire y ¡abajo! (Me lo dijo [Antón] Pérez, y VI)

 Ya de vuelta en Madrid. Para finalizar con la crónica de esta semana larga en Mallorca, vamos con una crónica de lo que pasó delante de mis narices cubiertas por las gafas de bucear, que no todo fue buscar pájaros y lagartijas bajo el sol. Tiro de wikifotos, como el año pasado en la entrada de Tenerife.

Lithognathus mormyrus
 La playa de Muro, donde estábamos y donde por consiguiente más veces me metí en el agua, fue bastante decepcionante en este sentido, pues resultó ser una especie de interminable desierto de arena donde lo único que se veía con relativa frecuencia eran herreras juveniles. Descubrí no obstante que estos espáridos, cuyo perfil cefálico recuerda tanto al de los cíclidos geofágidos, se alimentan exactamente igual que ellos: tomando bocanadas de sustrato que filtran a través de los arcos branquiales.
A mayores de las herreras, como digo, en esta playa poco más se movía: grupitos de pejerreyes muy cerca de la orilla, vigilados de cerca por los charranes comunes; y un par de grandes lubinas y una dorada, nada fuera de lo común. Nada salvo...

Dasyatis pastinaca
 ¡Un chucho! Y grandecito además; éste sí me hizo mucha ilusión tachármelo, y compensó la general falta de vida de la playa. Estas rayas tienen un aguijón serrado y venenoso en la base de la cola con el que no tenía yo muchas ganas de interaccionar, pero el chucho resultó ser la mar de tímido, y en cuanto me acerqué un poco desapareció a toda prisa mar adentro.

La playa de Muro no dio para mucho pues, y para ver mayor variedad de peces tuve que aprovechar los viajes que hicimos en sendas tardes a las playas del entorno de Cala Rajada y Cala Sant Vicenç, que al tener bastantes más rocas le daban algo de vidilla al asunto.

Oblada melanura
 Como de costumbre, los peces más abundantes son los espáridos, y en especial las distintas especies del género Sargus. Pero estos dos días me sorprendió la abundancia de obladas (unos espáridos que ocupan la columna de agua, en vez de vivir directamente sobre el sustrato como casi todos los demás), que ademas se mostraban siempre muy inquisitivas, acercándose a echar un vistazo al bicho raro y torpe que había aparecido de repente.

Chromis chromis
 Lo mismo hicieron las castañuelas el único día en que las vi. Se agradece, la verdad, cuando los bichos se muestran colaborativos y se acercan a verlo a uno.

Coris julis
 Poco pez de colores había por las playas en cualquier caso; todos ellos lábridos. Las doncellas, como las de la foto, suelen ser siempre los lábridos más conspicuos, por abundantes, aunque también me topé con algún que otro fredi o pinto.

Mullus surmuletus
Y un par de salmonetes de roca, para acabar. La verdad es que las playas... estaban entretenidas, sí, pero no particularmente rebosantes de vida. La cobertura de algas es muy baja, y no vi apenas cangrejos, o moluscos (caracoles, mejillones...); por lo que tampoco había ni estrellas ni erizos. El Mediterráneo es un mar de por sí con pocos nutrientes (por eso suele ser mucho más transparente que el Atlántico entre otras cosas), y además estar en zonas en general muy machacadas por el turismo supongo que afecta algo. Pero bueno, el agua estaba calentita... y quien no se entretiene, es porque no quiere. A ver si no tardo mucho en volver a la playa.

5 comentarios:

Vero dijo...

Y que después de esta entrada nos sigas diciendo que no quieres bucear... es para colgarte...
;P

Antón Pérez dijo...

Ojito... es muy distinto bucear a pulmón libre o con bombona.

Anónimo dijo...

¡Veo que hemos pensado lo mismo al leerte! La próxima vez que bajemos no te libras... =)

Antón Pérez dijo...

Tal para cual, efectivamente :-p

Vero dijo...

Botella, botellaaaaa!!

:D

Eres un prejuicioso, uno más de la masa que nos encasilla por las apariencias... En fin, nosotras parimos...

:P