17/12/14

"¡Hay un gusano en mi nido!"

The American Naturalist, uno de los grandes clásicos en el que todos quieren publicar, es una revista que me resulta muy antipática: el aspecto rancio de sus artículos, culpa del formato, logo incluido; el hecho de que muchas de las cosas que publican sean largas y sesudas, llenas de fórmulas... tal vez ayude también el hecho de que JPT esté deseando "tachársela" y ellos no paren de rechazarnos los artículos que les enviamos; no sé, todo en general. Pero a veces publican cosas que bien merecen difusión: por ejemplo, por ejemplo... el primer caso de mimetismo batesiano en pollos de aves, ahí es nada. El mimetismo batesiano, una argucia de la que se valen un sinfín de seres para llegar al final del día sin que nadie se los coma, consiste en pocas palabras en adoptar el aspecto de algo que sea muy venenoso o agresivo para que los depredadores potenciales piensen que uno también lo es y no le toquen las narices. Lo más fácil es parecerse a algo que a su vez se parezca a ti: si eres una culebra lo más fácil es parecerse a una culebra venenosa, si eres una mosca a una avispa, etc. Pero ¿por qué contentarse con lo fácil? Si eres un pollo que tarda unos 20 días en dejar el nido, con el consiguiente riesgo de que se te coman, ¿por qué no rizar el rizo y parecerte... a una oruga peluda y urticante? Eso es lo que debió de pensar el Laniocera "porqueyolovalgo" hypopyrra, y así le salieron los pollos, "igualitos" que el padre, sólo hay que ver el vídeo...


A partir del minuto 5:00 aparece el pollo realizando un contoneo inconfundiblemente oruguil. Y si no os ha gustado esta entrada tan desenfadada y no os apetece leer el artículo entero, lo tenéis todo mucho mejor explicado aquí, que es de donde saqué yo la noticia.