4/10/15

Papafigos

He subido a Orense este fin de semana, aunque no lo parezca si no escribo aquí las habituales líneas sobre el viaje en tren, que en esta ocasión no me inspiró nada. Y no nos hemos acercado a la aldea tampoco, por falta de oportunidad. El grueso de la cosecha ya está en casa en cualquier caso: las birrias habituales (zanahorias enanas, manzanas raquíticas y picadas...) y el orgullo de esta temporada: kilos y kilos de pimientos de Padrón, y de tomates de mil variedades distintas. E higos, muchos higos; en la imagen junto a unos pocos de los botes de conserva de tomate, que seguramente duren hasta el verano que viene. Muchos higos, y todos de una de las dos higueras, la pequeña. La otra es ya demasiado alta, y todo lo que produce va para los pájaros (¿me alegra eso? ¿Me da envidia? Un poco de ambas...). Mayormente estorninos, que, con su locuacidad acostumbrada, imitan entre otras muchas aves a las oropéndolas. Y me pregunto si será por eso por lo que uno de los nombres gallegos de las oropéndolas, además del más extendido de ouriolo, es el de papafigos, "comehigos". Y quiero achacar ese nombre de papafigos a una confusión con los estorninos porque, por lo menos cuando maduran nuestras higueras, ya hace tiempo que las oropéndolas, tardías para llegar y prontas en marcharse, se han marchado camino de África. Tal vez en otras partes de Galicia las higueras maduren antes... quién sabe.

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